VOCES DE CHERNOBIL

-Svetlana Alexievich

«Lo que ha pasado es algo desconocido. Es otro miedo. No se oye, no se ve, no huele, no tiene color, en cambio nosotros cambiamos con él física y psíquicamente. Se altera la fórmula de la sangre, varía el código genético, cambia el paisaje»

 

Sinopsis del libro 

Chernóbil, 1986. «Cierra las ventanillas y acuéstate. Hay un incendio en la central. Vendré pronto». Esto fue lo último que un joven bombero dijo a su esposa antes de acudir al alugar de la explosión. No regresó. Y en cierto modo, ya no volvió a verlo, pues en el hospital su marido dejó de ser su marido. Todavía hoy ella se pregunta si su historia trata sobre el amor o la muerte. Voces de Chernóbil está planteado como si fuera una tragedia griega, con coros y unos héroes marcados por un destino fatal, cuyas voces fueron silenciadas durante muchos años por la antigua URSS. Pero, a diferencia de una tragedia griega, no hubo posibilidad de catarsis. 

«Alexievich describe de manera muy elocuente la incompetencia, el heroísmo y el dolor: mediante los monólogos de sus entrevistados crea una historia que el lector, por muy distante que esté de los acontecimientos, será capaz de palpar». – The Daily Telegraph 

 

Mi reseña 🤓

 

Hace poco, 26 de abril, fue el Aniversario número 39 del accidente nuclear que azotó a Chernobil, y por esa razón te traigo un libro que habla de primera mano sobre ese acontecimiento terrible que cambió mi manera de ver y entender el mundo, y la vida (no hay muchos libros sobre los que yo pueda hacer una afirmación tan contundente como esta). Se trata de «Voces de Chernobil» de Svetlana Alexievich, quién tardó es escribir este libro casi 20 años.

Comencemos hablando de la autora. Svetlana es bielorrusa y ha sido la ÚNICA periodista de la historia en ganar el Premio Nobel de Literatura. Sí, quizá puedas decirme que hay escritores que también ejercieron la profesión de periodismo (como Gabriel García Márquez), pero ellos también son novelistas y tienen libros de ficción. En el caso de nuestra escritora, ella solamente se dedica al periodismo y nunca ha publicado nada de ficción.

Antes de leerla, yo me preguntaba, ¿cómo puede escribir una periodista para ser digna de ganar el máximo Premio de Literatura? Lo empecé con reservas. Para mí era extraño porque yo inicié con la idea de que era una investigación. Pero cuando me di cuenta ya me había sumergido en un lugar oscuro y peligroso, que cambió para siempre la vida de miles de personas, de ciertos lugares y que hasta la fecha les sigue afectando y lo continuará haciendo por muchas generaciones.

¿Cómo es posible que este acontecimiento, a casi 40 años después de la catástrofe, siga afectando al mundo? Hay estadísticas alarmantes de la creciente cantidad de casos de cáncer, enfermedades y enfermedades degenerativas que son consecuencia de Chernóbil. Y eso que aún hoy en día se desconocen muchas cifras, se mantienen en secreto. Tan monstruosas son.

En este estremecedor libro, la autora reúne numerosos testimonios de personas que estuvieron relacionadas de manera directa o indirecta en la catástrofe: encontraremos a el desconcierto de una esposa enamorada viendo a su marido transformarse en algo tan distinto, tan grotesco, tan doloroso… pero que sigue siendo tan suyo. Las muertes eran escalofriantes. Es inevitable apretar los ojos y contener la respiración cuando los testimonios narran como vieron morir lentamente a los suyos, a quienes estuvieron expuestos.

Hay monólogos de un psicólogo, analizando lo que ocurrió y como todo esto marca un antes y un después en la vida de los afectados en su psique, en sus recuerdos, sus sueños, sus deseos, su autoconcepto, su forma de entender el mundo, su confianza en los demás, la inseguridad que sentirán para siempre a partir de esa noche que empezó siendo como cualquier otra… Es increíble como un evento de esta magnitud remueve hasta lo más recóndito de la mente humana, de sus creencias.

En esos testimonios, también habrá personas que estuvieron justo ahí, y que no quieren recordar, no quieren abrir esa puerta. Hubo especulaciones de conspiraciones. Hay quienes hablan de los efectos que presentaron su cuerpo porque estuvieron expuestos a plantas contaminadas. Otros sobrellevan la catástrofe y sus consecuencias con un ácido humor negro. Ofreciendo detalles cómicos mezclados con los trágico. Hay políticos y personas de mucho poder sosteniendo aún después de las décadas y las evidencias, que no fue tan malo como pareció, que la gente exagera. Y así toda la información se convertía en un secreto guardado bajo siete sellos, para no «provocar el pánico» (situación que, irresponsablemente, persiste hasta nuestros días en cualquier parte del mundo), aunque esto significara administrar alimentos y bebidas contaminados de radiación a la población, quienes por generaciones sufrieron (y su respectiva descendencia seguirá asumiendo, quienes tengan la «buena suerte» de no tener problemas de fertilidad) y seguirán sufriendo por muchas generaciones más. 

Svetlana hizo su tarea y entrevistó a numerosos testimonios, como soldados, los bomberos que estuvieron en primera línea del incendio (y fueron algunos de quienes sufrieron las consecuencias más inmediatas y espeluznantes de él), pilotos, liquidadores, milicianos, científicos, testigos, las esposas de quiénes arriesgaban su vida, los que regresaron para intentar evitar que la catástrofe tuviera alcances mayores, aun cuando estaban conscientes de que exponían su vida y una inminente muerte se cernía sobre ellos.

Aunque la periodista no se limita a indagar sobre la vida durante el accidente. Sino de cómo fue la vida después de eso. Hubo gente que dejó todo atrás y empezó de cero (y bueno, supongo que era lo más sensato), siendo tratados como apestados, como los infectados. Los niños sufrían bullying por eso. Pero también hubo gente que se quedó ahí, que se escondían. Personas ya mayores que preferían morir ahí. También hubo a quienes persuadieron a quedarse, les engañaban para que no se fueran, puesto que era mano de obra que el gobierno necesitaba. Nefasto.

Hubo un testimonio en particular que me impactó mucho. Se trata de una maestra que comparte que cuando era niña, estuvo en los campos de concentración de Auschwitz, y cómo lo que recuerdo haber vivido ahí no es tan terrible como lo que vivió en Chernobil. No me puedo imaginar que una sola persona haya vivido esas dos situaciones que azotaron de manera tan violenta el mundo.

Ocurrieron muchas cosas difíciles de creer, como que la gente, o incluso los científicos, creían en los magos o brujos que aseguraban tener el poder de disminuir la radiación a cambio de fuertes cantidades de dinero que las personas dieron sin chistar.

Aquí seremos testigos, de una reestructuración de los sentimientos de la sociedad. De cómo dejó de creer en quienes debían cuidar de ella, cómo digirió las mentiras en las que quería el gobierno que confiara la población, de cómo minimizaban los riegos y las consecuencias de exponerse a todo esto. Al principio nadie conocía las dimensiones de la catástrofe, sus alcances estaban fuera de todo entendimiento humano. Pero no hay perdón cuando las autoridades saben la verdad y no hacen por alertar a la población para salvarla, o que los daños impacten de la forma menos desastrosa posible, tan solo para intentar salvar su reputación y creer que podrán tapar el sol con un dedo. Hasta la medicina y la ciencia se sometían al dictado de la política. Yo ardía en indignación al leer sobre todo esto.

Antes de leer el libro vi la serie, se llama Chernobil. Está buenísima, la verdad si le hace justicia al libro. Aunque le agregaron ciertos elementos de ficción. Por eso te recomiendo que leas primero el libro.

Es mi libro favorito de No ficción en lo que va de este año y trastocó mis emociones intensamente. Siento que es un libro del que es muy difícil salir, que no puedes recordar sin sentir un agujero dentro de ti, justo en el pecho. Es de los que me ha hecho llorar este año. Te hace ver lo frágil que puede ser la vida, y cómo todo lo que conoces y crees saber, puede cambiar en cualquier momento irreversiblemente. Quizá tu tampoco volverás a ser el mismo una vez que lo termines. La poderosísima Stevetlana Alexievich camina valientemente a través de este envenenado lugar y su historia, y nos lleva de la mano a fundirnos con ella en el abismo de Chernobil…

Gracias por estar aquí, por no olvidar conmigo a través de los libros, porque cuando leemos, resistimos juntos ♥ 📖

 

Angie 🤓

 

«La zona… es un mundo aparte. otro mundo en medio del resto de la tierra. Primero se la inventaron los escritores de ciencia ficción, pero la literatura cedió su lugar ante la realidad».

 

 

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