“En cada minúscula partícula de polvo van trozos de memoria, noches de amor. Y en ese momento, el polvo dejó de ser para mí un signo de soledad acumulada para convertirse en todo lo contrario. En el polvo, habitaban miles de millones de presencias de seres que han poblado la Tierra.”
Sinopsis del libro
Una historia cautivadora sobre el poder de las palabras y el don de escuchar a otros.
A los cinco años de edad, Júbilo descubre que tiene la extraordinaria capacidad de escuchar más allá de las palabras. Él percibe las intenciones, los pensamientos y los estados de ánimo de los demás, así que pronto comienza a traducir los verdaderos sentimientos de las personas, ayudándolas a comunicarse mejor.
A través de la mirada de su hija Lluvia, conoceremos la vida del protagonista, que ahora se encuentra en su lecho de muerte sin pronunciar palabra. En estas páginas recorreremos su vida: sus alegrías, su amor por Lucha y los episodios que muestran su carácter bondadoso, así como las experiencias adversas, los sueños rotos y su conflictiva relación con don Pedro, todo lo cual le mostrará que el peso de los sentimientos y el deseo son las fuerzas determinantes de la vida.
“Una novela que conjuga narración y reflexión, con un estilo fluido que no defraudará a sus lectores más fieles”. – El mundo
Mi reseña 😊
El año pasado tuvimos un libro de Laura Esquivel en nuestro especial de autores mexicanos de septiembre y decidí que éste año también ameritaba incluirlo.
Disfruto mucho los libros de esta autora por que su esencia es tan mexicana: el modo de hablar de los personajes, la comida, los lugares, las expresiones que tanto nos caracterizan, las creencias, las preocupaciones de la gente… Es de mis principales recomendaciones a extranjeros que quieren leer novelas mexicanas.
Esta historia narra la vida de Júbilo, quien está en su lecho de muerte y es su hija quien está con él y le observa y está llena de preguntas, porque su padre no habla, no quiere hacerlo, por lo quiere intentar entender cómo fue que él llegó hasta este punto. Así que nos adentramos en la historia de Júbilo, desde su nacimiento…
Júbilo fue el último hijo de una familia numerosa, de ascendencia paterna maya y madre mestiza. Conforme fue creciendo, el niño se dio cuenta de que tenía el don de escuchar a los demás. Pero no escuchar de la forma más superficial y cotidiana, sino de entender las verdaderas intenciones de la gente detrás de lo que no dice ni expresa con palabras, pero que inevitablemente manifiesta con sus gestos, con sus silencios o incluso con su expresión corporal. Al hacer conciencia de estas cualidades, Júbilo desde pequeño fue un parteaguas en la vida de su familia y de sus constantes conflictos: su abuela paterna era maya y sentía una impotencia muy grande al ver cómo el legado de su cultura se desvanecía enfrente de sus ojos para abrirse paso a la tecnología y las costumbres españolas, por lo que Júbilo, al ser el único nieto que se interesó en aprender y mantener vivo su dialecto, fue una bendición y tranquilidad para ella. Además de que, a sus 5 años, el niño hacía de traductor entre la abuela y su madre, que tenían roces constantes. El tenía la capacidad y sensibilidad de detectar que sus problemas no eran los que pronunciaban abiertamente, sino que tenía un trasfondo emocional muy profundo y herido que ambas se detonaban y necesitaban sanar. Así que Júbilo hizo su magia, fue puliendo su poder y la aplicaba a donde quiera que iba.
Júbilo no tenía ese nombre por casualidad, pues tenía la habilidad de hacer felices a las personas. Y no porque las hiciera reír, sino porque su presencia irradiaba un bienestar que contagiaba a todas las personas que se encontraban cerca.
Pero algo pasó en la vida de Júbilo y de Lucha, el amor de su vida, que le hizo desconectarse de la vida, del mundo de los demás… ¿Qué sucedió? ¿Habrá forma de repararlo?
Júbilo tenía muy presente que uno de los principales desafíos de la comunicación es la incapacidad de poder explicar lo que realmente queremos decir. Parece absurdo, pero si lo analizas profundamente, te percataras que es un obstáculo con el que muchos de nosotros lidiamos todos los días. Personalmente, este tema de la comunicación siempre me ha interesado mucho y aunque me falta mucho por aprender y seguir puliendo, intento trabajarlo día con día, creo que a nadie le vendría mal incorporarlo poco a poco en sus vidas, porque el mejorar y trabajar en las interacciones cotidianas con los demás, en todos los campos de nuestra vida, armoniza mucho las relaciones, hacen los grandes cambios y, por ende, mejoran mucho nuestro día a día. Así que esta novela me hizo pensar mucho al respecto y a hacer conscientes esos puntos que muchas veces se me olvidan.
Es un libro no muy conocido de la autora de “Como agua para chocolate” (por cierto, te dejo abajo el link para que vayas a leer la reseña de esa novela), pero estoy segura de que los lectores disfrutarán esta novela que se siente cálida y acogedora ♥😊
“Después del amor no hay cosa más importante que la confianza y uno de los beneficios que ofrece la vida en pareja es precisamente la posibilidad de disfrutar de ella en plenitud. La confianza para desnudar el alma, para exponer el cuerpo ante la vista del compañero sin el menor pudor, para entregarse con desparpajo, para abrirse, para abandonarse impúdicamente en otros brazos sin miedo a ser lastimado.”
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