LECCIONES DE QUÍMICA
-Bonnie Garmus
“El problema, es que se está desperdiciando a la mitad de la población. No se trata solo de que yo no pueda acceder al material que necesito para llevar a cabo mi trabajo, sino de que las mujeres no pueden acceder a la educación que necesitan para llevar a cabo sus aspiraciones”.
Sinopsis del libro
Estamos en 1952, y Elizabeth Zott es una joven química que trabaja en el Instituto de Investigación de Hastings en California, un ambiente ferozmente machista donde su innegable talento es silenciado, saboteado o utilizado para el prestigio de los demás. Pese a las dificultades, Elizabeth no renuncia a sus principios y está dispuesta a plantar cara. Solo hay un hombre que admira su determinación: el solitario, brillante y huraño Calvin Evans, nominado al premio Nobel y enamorado, por encima de todo, de la mente de ella. Pero la vida, como la ciencia, no siempre sigue un camino recto, de ahí que Elizabeth se haya convertido, pocos años después, en madre soltera y presentadora de televisión de un exitoso programa de cocina. Su inusual propuesta de aplicar sus conocimientos de química a la comida -combinar una cucharada de ácido acético con una pizca de cloruro de sodio- resulta revolucionaria, sin embargo, a medida que su popularidad aumenta lo hacen también sus enemigos, porque Elizabeth no solo está enseñando a las mujeres a cocinar, sino también desafiándolas a cambiar el orden establecido.
Saludada por la crítica como una bocanada de aire fresco y auténtico fenómeno editorial en países como Estados Unidos, Reino Unido, Alemania o Italia, “Lecciones de química” es una novela tan original y vibrante como Elizabeth Zott, su extraordinaria protagonista. Una narración adictiva que desentraña de manera inteligente u entretenida la espinosa cuestión de la igualdad de género y la necesidad de ser uno mismo.
“Una novela pulida, divertida y que invita a la reflexión. Escrita con tan buen pulso narrativo y frases tan elegantes que cuesta creer que se trate de un debut” – The observer
Mi reseña 🤓
En vista de que es marzo, yo no puedo permitir que este mes transcurra sin escribir sobre mujeres poderosas e inspiradoras (ficticias o reales, no es relevante, aquí las amamos a ambas y hay espacio para tooodas) y no voy a dejar de escribir sobre “Lecciones de química” con la brillante Elizabeth Zott, porque en mi conciencia no quedara que tú vayas por la vida sin haber escuchado de ella.
Esta novela ambientada en 1952, es una combinación… inusual, con una estructura que me cuesta definir cuando me preguntan por ella, ya que da brincos en el pasado y en el presente. Es una historia divertida, indignante, original, que te hace reír pero también rabiar, con problemáticas que siempre han existido y que lamentablemente siguen vigentes, pero gracias a mujeres reales, con un gran parecido a nuestra Elizabeth, han pavimentado el camino para nosotras, y es nuestra responsabilidad seguir en la lucha para las siguientes generaciones.
Elizabeth es una científica que no ha tenido un andar sencillo. Como es una mujer todos cuestionan su conocimiento, la minimizan y la aíslan, cosas que no dejan de ser paradojas porque todos se sirven de su conocimiento. Alguna mujer dijo, creo que fue una escritora “Una mujer tiene que trabajar y esforzarse el doble que un montón de hombres mediocres.” Por algo tan trivial por su condición de mujer. Como dije, indignante.
La autora aborda todos estos temas con una claridad que estoy segura de que a más de uno le va a incomodar, pero su lógica aplastante deja poco lugar a la duda. Elizabeth es una mujer fuerte, y a pesar de todos los obstáculos que le ponen en el camino, en la envidia que despierta en hombres y mujeres, de que solo por ser mujer siempre asumen que es una secretaria, de su pasado tormentoso y su decadente, ella sigue adelante y nunca deja de usar su razonamiento y su voz para defenderse de las injusticias, aunque poco le valen.
Entonces, conoce a Calvin. Un científico un poco hostil con gran fama de ser rencoroso y de tener entre manos investigaciones de gran interés para la comunidad científica que incluso ha estado nominado al premio Nobel en múltiples ocasiones, logro que Elizabeth y yo estamos convencidas de que hubiera conseguido de no ser porque la vida no es siempre como debería… Y en esos dramáticos acontecimientos la vida de la científica toma unos caminos que no tenía planeados, pero hace lo que acostumbra: toma las riendas de la situación y hace lo mejor que puede, contra viento y marea.
Un buen día, Elizabeth le hace a un papá de una compañera de su hija, una llamada de atención puesto que la pequeña en cuestión esta tomando el lunch de Mad, la hija de Elizabeth. Pero esto no es lo único que llama la atención de Pine, que es un productor de televisión desesperado por llenar un hueco en la programación, y ve en Elizabeth no solo un atractivo indiscutible, sino un aplomo y una confianza en sí misma en cada paso que da, que le hace estar seguro de que ella será la próxima estrella en un programa de cocina que ha ido dando forma en su mente.
La situación financiera de Elizabeth no está para estar poniendo reparos en ofertas de trabajo con sustanciosos sueldos, así que acepta. Y nada resulta ser lo que todos esperan. Para sorpresas de los más escépticos, el programa se convierte en el más visto en muy poco tiempo.
Y es que, esta científica y ahora conductora de un programa de tv por azares del destino, está convencida de que la química y la cocina son la misma cosa, no podemos pensar en estos conceptos como conceptos aislados, y este es el secreto de que sus platillos siempre sean deliciosos y las amas de casa no se lo pierdan nunca.
Sin embargo, ella no se limita a enseñar recetas de cocina. Sino que da poderosos mensajes a las mujeres, aún en contra de la voluntad de los altos mandos de la tele. Empatiza con ellas, visibiliza su trabajo, que nunca es valorado y que paradójicamente es la base de la vida en sociedad, y les enseña que ellas pueden, que están en condiciones de comprender términos científicos complejos, que no deben pisotearse (ni permitir a otros que lo hagan) y deben darse espacio para escucharse a ellas mismas. Quizá esto ahora es muy frecuente, pero para la mujer de 1950 esto era toda una revelación, incluso un insolente atrevimiento.
Y, sin embargo, todavía queda un largo camino que recorrer.
Esta lectura me hizo recordar un poco a los libros de Ali Hazelwood (ya sabes, “La hipótesis del amor”, “La teoría del amor”…), que si bien son géneros literarios distintos, ambas autoras hablan de la abrumadora diferencia que hacen entre hombres y mujeres en el ámbito de la ciencia, donde hombres mediocres necesitan muy poco para sobresalir y las mujeres brillantes son ignoradas y tienen que aferrarse con uñas y dientes porque todo se los quieren arrebatar.
También siento que tiene un guiño a la historia de mi poderosísima y olvidada Rosalind Franklin, una científica que padeció de forma parecida a nuestra ficticia Elizabeth: Unos científicos patanes le robaron sus investigaciones sobre el ADN y presentaron el trabajo de la científica como suyo y ganaron el Nobel con él 🥹 y esta es una historia que conocemos, pero no podemos imaginar la cantidad de mujeres anónimas que hay detrás de inventos o descubrimientos importantes que fueron silenciadas y les robaran. Ardamos de indignación una vez más.
Está por estrenarse una serie basada en “Lecciones de química” protagonizada por Brie Larson. Crucemos los dedos para que hagan algo digno y cuiden hasta el más mínimo detalles.
Gracias por estar aquí y por seguir leyendo historias de mujeres fuertes, inteligentes e inspiradoras conmigo ♥🧠👩🦱
Angie 🤓
“Nunca he encajado muy bien en ningún sitio, pero empiezo a pensar que el programa funciona por ese mismo motivo”
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