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LAS CHICAS DE CANTERBURY

-Kim Wright

 

“Aunque es fácil analizar las historias de otros, es casi imposible captar el significado de la tuya”

 

Sinopsis del libro

Tres días después del funeral de su madre, Che de Milan recibe la urna con las cenizas y una nota recordándole su promesa de llevarlas a Canterbury.

En un principio desecha la idea. Al fin y al cabo, era solo una de las ideas excéntricas de su madre… Pero tras recibir una segunda carta de su novio, en la que le comunica que la abandona por otra, decide ir a Canterbury.

En un viejo de casi cien kilómetros desde Londres al santuario de Thomas Becket en la catedral de Canterbury, conocido por sus milagros, Che se une a ocho desconocidas. Todas ellas irán narrando historias sobre el camino, al estilo de Chaucer… rivalizando por ver quién consigue plasmar con más acierto la verdadera esencia del amor.

A medida que Che estrecha lazos con sus compañeras, irá descubriendo las enseñanzas que le depara aquel fascinante viaje, acerca de la vida, la muerte, el amor, el desamor y las virtudes de la imperfección.

 

Mi reseña 😊

 

Necesitamos empezar hablando de la portada, ¿quién podría no sentirse atraído por una tan hermosa como esta? Confieso que fue la principal razón por la que lo tomé, por lo que me fui a ciegas con él y a veces me apetece empezar un libro así, sin ninguna expectativa.

Esta novela narra la historia de Che, una mujer llamada así por Che Guevara (si, empezamos a conocer las excentricidades de la madre de la protagonista de este modo), que se dedica a catar vinos de forma profesional.

Después de luchar con una enfermedad, su madre muere. Y cuando le entregan las cenizas, lo hacen con una nota escrita por su madre en la que le recuerda que tienen que hacer ese viaje a Canterbury que quedó pendiente.

Che no quiere hacerlo y esta resuelta a quedarse a trabajar, pero su novio le escribe una carta (porque el cobarde no tiene el valor de hablarlo de frente) para avisarle que ya dio por terminada su relación y empezó felizmente otra.

Así que Che, más como obra del destino y menos por propia voluntad, empieza a planear el viaje para cumplir el último deseo de su madre. Lo tiene todo fríamente calculado y quiere que sea lo más breve posible, sin mucha interacción con otros viajeros.

Peeero, como siempre, la vida tiene sus propios planes y los de Che, para su frustración, se estropean ante sus ojos. Pero decidida a adaptarse al cambio, decide hacer el viaje de la forma más tradicional: peregrinar con un grupo.

Este grupo de mujeres desconocidas va desde una adolescente algo apática hasta mujeres mayores acomodadas, y la guía sugiere hacer la peregrinación de la forma más tradicional: que cada una de ellas cuente una historia (real o inventada) que refleje la esencia del amor, y la que más se acerque al objetivo, será la ganadora que disfrutará de una cena que entre todas le invitarán cuando lleguen a su destino.

Al compartir sus experiencias, se dan cuenta de que la dinámica es más profunda e incluso sanadora de lo que hubiera podido siquiera intuir. Y no solo aprenden una de las otras, sino también cada una de sí misma. Sus aportaciones y conclusiones estoy segura de que te dejarán pensando a ti también, porque confieso que al leerlas me quedaba pensando sobre ellas el resto del día, contrastándolas con mi propia experiencia y mis ideas o posturas al respecto.

Forman un círculo variopinto y, por lo mismo, enriquecedor en la que cada una comparte su punto de vista del amor, de porqué los hombres no se muestran tal como son y las dejan, de entender la tendencia de muchas mujeres a escoger al peor sujeto de entre todos los que hay, de porqué hay mujeres que eligen adoptar y permanecer en el papel de víctimas y muchos temas más.

Me gustó mucho este libro. Estas novelas de mujeres que comparten tienen, no sé, algo que me relaja y me reconforta también, como si fuera una de ellas. Te deja con ganas de esperar tu propio milagro también ✨

Gracias por estar aquí ❤️📚

Encuentralo en Bookworm Los Cabos

 

“Diez kilómetros no necesariamente te llevan más lejos que siete. Igual que treinta hombres no te enseñan necesariamente más que uno solo”

 

 

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